Alain Badiou - Samuel Basz - Guillermo Belaga - Luis Erneta - Célio García - Vera Gorali - Linda Katz - Aníbal Leserre - Jacques-Alain Miller - María Inés Negri - Silvia Ons - Adrián Scheinkestel - Ricardo Seldes - Ernesto Sinatra - Mauricio Tarrab - Mónica Torres
El reverso de la época
Pablo Russo
Queridos lectores:
Con el entusiasmo por la aparición del Nº 9 de Enlaces, volvemos a encontrarnos. Otra vez, por la riqueza y variedad de su contenido, celebramos haber logrado que se trate de un número especial.
Me sería imposible, por cierto, brindarles una presentación exhaustiva del contenido de esta prolífica edición, pero sí quisiera -en estos tiempos de desencanto- transmitirles algo de su espíritu. En principio, pienso que dicho espíritu se resume en una frase que Linda Katz le dijo a Samuel Basz -como efecto de la presentación, por parte de Ménica Torres y Aníbal Leserre, del libro Condiciones de la práctica psicoanalítica-,1 luego Samuel me la contó y ahora a mi vez, se las paso: una reserva de Eros. La expresión se refería a un acontecimiento -en el sentido de Alain Badiou (de quien contamos esta vez, con comentarios sobre la función política del cine)-, un acontecimiento en la Escuela de la Orientación Lacaniana (EOL), pero creo que podría extenderse su aplicación.
El título de esta editorial es el que nombra y da tema al seminario 2004 del "Departamento de estudios psicoanalí-ticos sobre la Familia -Enlaces", pero también se trata de un tópico que está presente a lo largo de todo este número y, en cierta medida, de todos los números de Enlaces.
El "reverso" al que nos referimos sigue siendo, en cierto sentido, el de Jacques Lacan. No es una continuidad ni un anverso; la topología de la que se trata implica un cor-te, una hiancia, propone una torsión que demuestra, no sólo cierta discontinuidad o extimidad, sino el carácter siempre perturbador del psicoanálisis.
En los años 70 y desde el psicoanálisis, Lacan ubicó su "reverso" y anticipó el desarrollo del discurso capitalista. Ahora nos toca a nosotros encontrar el modo de proponer al psicoanálisis como un buen reverso para el imperio del consumo.
De hecho, los psicoanalistas de la Orientación Lacaniana nos venimos interrogando sobre los lugares y funciones posibles a ocupar en este momento del desarrollo de la ciencia y del mercado que, con la tecnología y la información, realizan la forclusión del sujeto del inconsciente; es decir, un tiempo deshumanizante. Coordenadas que demuestran la dimensión política del inconsciente -que J.-A. Miller, con E. Laurent, viene trabajando en sus últimos seminarios.
En el número anterior de Enlaces Linda Katz, siguiendo a Miller y bajo el título "El reverso de la vida capitalista", planteaba que en esta época el reverso sería la vergüenza. Época desvergonzada que, pretendiendo cancelar "el poder de los imposibles", se presenta sin pudor alguno como aquélla en la cual todo se podría decir y mostrar. Sociedad del espectáculo, la cito,"... que no aloja lo heterogéneo del goce y que empuja a mostrar el goce sin vergüenza".
En la primera clase del seminario de este año retomamos esta dirección. Mónica Torres,2 tomando el artículo de E. Laurent "Interpretar el inconsciente político" 3 -y cuestiones que ya había trabajado en su artículo de nuestro número anterior-, advierte que en la actualidad el impudor se ha convertido en norma, c interroga si podríamos sostener cierto reverso de aquella operación que Lacan intentaba producir, viviendo en tiempos de ausencia de ideales.
Bien, Lacan nos exhortó a estar a la altura de la ética de nuestro tiempo (del que le toque a cada quien), pero entiendo que no de cualquier modo (ni en solitario, podríamos agregar) sino -como leía Mauricio Tarrab cuando participó de nuestro seminario- intentando que el psicoanálisis encarne, en cada época, el reverso de la vida contemporánea. Es decir, con Lacan, que el psicoanálisis sea un síntoma para su época, en el sentido de estorbar el funcionamiento del amo. Pero Lacan esperaba, además, que el psicoanálisis pudiese ser el síntoma de muchos y no precisamente en el sentido del "síntoma social" sino más bien, en el de la última parte de su enseñanza.
Miller 5, en su Seminario "El desencanto del psicoanálisis" —y en el que le siguió, "Un esfuerzo de poesía"—, nos brinda varias pistas para una posible acción lacaniana, pero que no se puede llevar a cabo sin hacer una lectura de la época. De las lecturas que él mismo hace me interesa subrayar aquí un detalle que muestra al sujeto de hoy en un paisaje desolado peto también deja abierta la posibilidad para salidas contingentes. Comentando la conjunción social de la globalización con la individuación, dice: "Lo dañado es la modalidad de vida para el conjunto, el lazo social que existe bajo la forma de sujetos dispersos, desarrimados, y que induce a la vez, para cada uno, como un deber social y una exigencia subjetiva de invención".
Podemos retomar los planteos de Linda y Mónica, de Miller y Laurent, en función de situar al psicoanálisis del lado de la invención y, en un esfuerzo de poesía, que pueda plantear un reverso, un lazo, a esta época tan desenlazada. Entiendo, así, que desembocamos no sólo en la oposición entre la vergüenza y el impudor respecto del goce, sino que también podemos pensar la función que puede cumplir una reserva de Eros.
Algo de esa acción efectivamente intentamos sostener desde esta publicación y me atrevo a decir que Enlaces es -para nosotros- un síntoma, uno de nuestros modos de intentar hacer lazo con el Otro, con los otros, con ustedes. Esperamos que prolifere, que contagie.
1 Publicamos en este número, en la sección Comentarios y reseñas, dicha presentación.
2 Publicamos, también en la sección Comentarios y reseñas de este número, una reseña de dicha clase del seminario 2004 del Departamento.
3 Publicado en el N9 8 de Enlaces, pp. 39-48.
4 "La ética de la vergüenza", Enlaces N9 8, pp. 49-55.
5 En esta ocasión, Miller contribuye con nuestra revista con un inolvidable homenaje a la enseñanza de Lacan; en la sección Conceptos.