Linda Katz - Blanca Sánchez - Liliana Bilbao - Fabián Fajnwaks
¡Hablemos del matrimonio!
Pablo Russo y Blanca Sánchez
A comienzos de 1988 y en el marco del Instituto del Campo Freudiano [ICF] hemos comenzado la experiencia de un trabajo colectivo de investigación sobre la socio—historia del matrimonio en Occidente desde el punto de vista psicoanalítico. Hoy nos sumamos al Instituto Clínico de Buenos Aires [ICBA] que comienm el gran desafío de una transmisión tan extendida -multitudinaria, podría decirse— como seria.
¿Qué sentido tiene para los psicoanalistas tomar como objeto de estudio y debate al matrimonio? ¿A qué nos referimos hoy cuando hablamos de matrimonio? Tanto Freud como Lacan se han referido en varias ocasiones al matrimonio. Si bien Freud, en una primera época, recomendaba que el analizante posponga las grandes decisiones -un casamiento apresurado, por ejemplo— durante e1 transcurso del análisis y, por su parte y en varias ocasiones, Lacan proponía al analista no tomar partido acerca de cómo cada quien se las arregla con su cada cual, ambos han reflexionado sobre el matrimonio. ¿Por qué no continuar haciéndolo? Ya en los tiempos de la creación de la Escuela de Orientación Lacaniana [EOL] Jacques-Alain Miller, en su conferencia De mujeres y semblantes, tomando el enigmático final del escrito de Lacan "Ideas directivas para un congreso sobre la sexualidad femenina", se interrogaba sobre la decadencia o el mantenimiento del matrimonio en la actualidad, como una cuestión que merecía una reflexión.
Recientemente Eric Laurent, en su presentación plenaria del Encuentro Internacional de Barcelona sobre "La pareja—síntoma”, tomando lo que llamó la historia del parentesco, destacó la importancia del pasaje de la historia de la familia a la historia del matrimonio en la perspectiva del trabajo sobre el partenaire-síntoma.1
Animados por una verificada transferencia de trabajo nos hemos abocado al estudio de las variedades históricas del matrimonio, para poder cernir la génesis y la permanencia de esta convención cultural que ha regulado durante gran parte de la historia occidental las relaciones entre los sexos. Nos proponemos cierta formalización sobre los antecedentes, las causas y las coordenadas de sus profundas transformaciones en el último siglo.
Este recorrido se sostiene en una hipótesis, la de concebir al matrimonio como un semblante en la medida en que se trata de un pacto simbólico vestido imaginariamente por diferentes ritos, ceremonias, ficciones, creencias y fantasías; pacto que además de tomar del semblante este rasgo de ser un mixto de simbólico e imaginario, puede asumir la función de velar lo real de la no—relación entre los sexuados.
El carácter socio-histórico de nuestra investigación nos condujo a sumergimos en un discurso no muy familiar y quizás un tanto extraño para nosotros, en el que circula una idea de verdad muchas veces diversa a la que concebimos desde el psicoanálisis. Sin embargo, en "Función y campo de la palabra y el lenguaje en psicoanálisis" Lacan equipara el psicoanálisis con la historia aludiendo a la importancia para el psicoanálisis de buscar los acontecimientos particulares de la historia de un sujeto, en oposición a referirse a "estadios orgánicos del desarrollo individual”, del mismo modo en que se diferencian la investigación histórica auténtica de las pretendidas leyes de la historia, caprichosamente sujetas a los valores de la época y del filósofo que las enuncia. Lacan sostiene en dicho texto que afirmar del psicoanálisis como de la historia que en cuanto ciencias son ciencias de lo particular, no quiere decir que los hechos con los que tienen que vérselas sean puramente accidentales, si es que no ficticios, y que su valor último se reduzca al aspecto bruto del trauma; ubicando que no siempre un acontecimiento histórico tiene el mismo valor para todos.
Desde este terreno, que nos es opaco, la historiadora Michelle Parrot ubica, en su "Introducción" al Tomo IV de Historia de la vida privada, que para este tipo de investigaciones son insuficientes los métodos clásicos de la historia económica y social -lo que podemos leer como una especie de justificación anticipada de nuestro intento. la demografía histórica -dice M. Perrot— ofrece sólo una tasca armazón. La antropología histórica y la llamada historia de las ”mentalidades”, resultan más estimulantes. Las sugestiones procedentes del interaccionismo ["puesta en escena” de lo cotidiano], o del análisis detallado de la microhistoria o de la sociología cultural, incluso del feminismo, han sido eficaces. Sigue en pie —para ella- la dificultad de conocer algo que no se reduzca‘a la cara externa y pública de la vida privada; la imposibilidad de pasar al lado de allá del espejo. En este terreno, lo decible produce lo indecible; la luz segrega la sombra. Lo no-dicho, lo desconocido, lo incognoscíble, progresan al mismo tiempo del saber que abre bajo nuestros pasos misterios insondables. Serían precisos sin duda -concluye— otros métodos de lectura, inspirados en la semiótica y el psicoanálisis. Será quizá en esta vía que la investigación de nuestro Ateneo encontrará su lugar.
Desde el psicoanálisis, ya en 1938, en su texto sobre la familia, Lacan al introducir la "estructura cultural de la familia” así como su "estructura jerárquica”, reco— mienda ilustrar la interpretación de sus relaciones psicológicas en pos de dilucidar "los modos de organización de su autoridad, las leyes de su transmisión, los conceptos de descendencia y de parentesco que comportan, las leyes de la herencia y de la sucesión que se combinan con ellos y, por último, sus relaciones íntimas con las leyes del matrimonio”, tomando los datos comparados de la etnografía, de la historia, del de— recho y de la estadística social.
Con este desafío de trabajo, que esperamos continúe siendo intensa y constante, apuntamos a que la perspectiva psicoanalítica nos permita también cemir el cnvc's de la historia, sus impasses y sus paradojas. Pero también nos vemos enfrentados al desafío de aplicar la historia al psicoanálisis, puesto que creemos que puede no solamente enriquecerlo sino que quizás sea una vía más para que el psicoanálisis pueda estar a la altura de este fin de siglo
Durante milenios el matrimonio ha funcionado en Occidente, en líneas generales, como estrechamente enlazado con la figura del padre y con el patrimonio, así como también con las formas de reproducción y el poder del orden político—económico en su regulación de lo sexual. En principio hemos ido ubicando diversas figuras del padre: el Dios, el padre romano y feudal en tanto pater familias, el padre cristiano o protestante, el Rey padre, el padre revolucionario, el victoriano o puritano, el guerrero moderno, y el alicaído padre del siglo XX, por ejemplo. También, en el camino para ubicar al matrimonio como designando un estado civil, nos hemos ido encontrando con una serie de representantes de aquello que ha ido quedando fuera del mismo en diferentes épocas -y no por ello menos pertinentes, creemos, para nuestra lectura-: los solteros por elección profesión o por vocación, según la distinción que G. Tomasi Di Lampedusa hace en un pasaje de El gatopardo— o aquellos segregados por algunas condiciones de selección, entre ellos los homosexuales (en algunos períodos), los dandys y los amores corteses o pasionales que se han presentado en oposición al matrimonio. Durante gran parte de nuestra historia, amor y matrimonio no han hecho pareja.
Es así, entonces, que nuestro primer encuentro con la historia ha sido a partir de un ordenamiento sincrónico de períodos históricos para poder delimitar los semblantes del matrimonio dominantes, pero sin el propósito de arribar a generalizaciones demasiado precipitadas, ya que era -y sigue siendo— posible que diferentes semblantes del matrimonio convivieran en una misma época.
Se conformaron grupos de trabajo que durante 1998 se dedicaron a trabajar sobre un período dado y algunas conclusiones preliminares de ese recorrido han sido publicadas en los números 79, 80, 81, 82 y 83 de La Carta de la Escuela... También se publicó información sobre el primer año del Ateneo en los números 2, 3, 5 y 6 de El Mensaje, boletín del ex-Centro Experimental del Campo Freudiano.
Actualmente, sin cerrar o agotar completamente ese primer trabajo, el Ateneo —constituido actualmente por unas 30 personas- se reorganizó y cada integrante va construyendo su propia línea de investigación, pero desde un punto de vista diacrónico, lo que ha conducido a una permutación de integrantes y grupos, ahora funcionando a modo de carteles. En este primer número de Enlaces publicamos algunas producciones surgidas del -o ligadas al- trabajo del Ateneo. Continuaremos publicando en los próximos números otros resultados del proceso de funcionamiento y elaboración. Dos grandes ejes temáticos organizan dichos grupos de trabajo: por un lado, lo real de hombres y mujeres, ya sea abordado desde la vertiente de los semblanles y valores de mujer, o bien desde los arreglos de la sexualidad frente a los impasses del sexo —el sexo y sus representaciones—. Por otro lado, las convenciones y denes discursivos, es decir, las regulaciones simbólicas a partir de las cuales se configuran las tramas de la estructura familiar y del matrimonio —donde los nombres del padre ocupan un lugar principal-, tejidos que intentamos abordar incluso como ficciones desde la cultura, la literatura y el cine.
Hemos decidido que esta segunda etapa del trabajo era un buen momento para que nuestra interlocución con otros campos del saber sea también abierta, es decir, con otros; por lo cual estamos organizando una serie de actividades con invitados perte— necientes a otras disciplinas; serie a la que desde ya quedan invitados. El viernes 30 de Abril es la primera cita, tal como se infor— ma en la Carta de la EOL, esta vez con la socióloga e historiadora Dora Barrancos. El tema, conversar y debatir alrededor de un interrogante: ¿Matrimonio versus familia? En el segundo encuentro, el 11 de junio, se tratará de una charla con Leonardo Funes (Profesor Adjunto de la Cátedra de Literatura Española de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA) sobre el matrimonio en la medievalidad. Habrá otros encuentros que serán oportunamente anunciados y a los que también invitamos a los participantes del ICBA y a todos los miembros y adherentes de la EOL interesados en pensar y conversar sobre el matrimonio.
Como en una conversación, como si se tratase de la escena de una pareja de comedia hollywoodense de los años 40 o 50, y esperando que nuestro trabajo les interese e incluso les sea útil, les proponemos hablar y debatir sobre el matrimonio.
1 Hemos referido una versión (nuestra, no revisada por el autor) de las palabras de Eric Laurent -inéditas en español- en la presentación del Ateneo para La Carta... de la EOL n° 78, octubre de 1998.