Hacer resonar el silencio de lo que no ha podido alojarse
Pablo Russo

Es un privilegio y una alegría enormes, plagados de bellos y valiosos recuerdos, prologar este especial número de Enlaces. Aquél sueño de boletín, la ambición de que pueda ir convirtiéndose en una publicación que se proponga como un enlace entre el psicoanálisis y la cultura, puede hoy apreciarse que no sólo se han realizado sino que han crecido. Como proponen varios de sus textos, entre destino y azar, entre novela y poética, entre ficción y real, con una sólida y robusta edición en papel y una versión online que la acompaña y le conversa desde hace algunos números. ¡Enlaces cumple 20 años!
Hoy desde su comité de Redacción y en nombre de todos los que venimos trabajando para que Enlaces sea lo que es, agradezco a nuestra amiga Blanca Sánchez su decidido trabajo de dirección que por varios años y números le ha aportado una evolución en su consistencia y en su estética que la han marcado para siempre, y deseo a su nueva Directora, Alejandra Antuña, le pueda aportar su estilo a una aventura que continúa su avance, siendo aún joven.
Acompañada de las sugerentes, conmocionantes obras de Miguel Dávila, como describe nuestro siempre generoso asesor Eduardo Medici “entre los umbrales del silencio y el gesto contenido”, entre íntimo y público, entre dramático y festivo, entre intuición y razón, y ya con algunas novedades como los recreos literarios –que van refrescando su lectura de la mano de Samanta Schweblin, Martín Kohan o Aníbal Leserre–, reinventa cruces, aplicaciones del arte y de otros discursos, en tópicos actuales y candentes, que renuevan el psicoanálisis de la orientación lacaniana. Realizando la propuesta no sólo ético-clínica sino política a la que nos convoca el genial texto de Eric Laurent, enlazándose con la ciudad y los otros, frente a la nueva –y de ropajes anónimos– ferocidad del empuje al Uno, hace poética de la exigencia del síntoma.
Cómo se sitúa el psicoanálisis frente a los debates identitarios respecto de la sexuación, a las nuevas y paradojales versiones de la virilidad, a los fundamentos éticos de la paternidad –aún– y las inéditas formas familiares, al odio al padre y el desencantamiento del mundo, a los acuciantes problemas migratorios, a “la locura ordinaria de los mercados financieros”, a las antinómicas concepciones del real impenetrable de la vida, a las rupturas y disrupciones en la procreación, el género y la filiación, encuentra en sus textos lecturas audaces e imprescindibles –y no sólo para los psicoanalistas.
Yourcenar con Torres, Marx con Casalla, el Mayo francés con Fajnwaks, Helena de Troya con Cottino, Monsieur Verdoux con Musachi, Sophie Calle con González, Kierkegaard con Solimano, Haizmann con Delgado, Masotta con Domínguez Neira, Millás con de Hanze, Benjamin con Najles, Östlund con Maluenda, Quignard con Rodríguez Rech, Auster con Mitre y Leserre, Barthes con Petracci, Le Clézio con Dassen, Fontana con Succetti, Bergandi con Amor y Schnitzer, Volpi con Castillo, Descartes con Bermúdez, entre otros enlaces, los deleitarán y les enseñarán si se zambullen en sus páginas.
Por todo ello; esta joven de 20 años es la de siempre pero no cesa de renovar y hacer resonar sus enlaces, conserva un estilo que la hace única y difícil de encasillar o definir en pocos caracteres (más si se la ama tanto), como alguna vez dijo Cortázar (en su conferencia “El sentimiento de lo fantástico”): “la poesía es eso que queda afuera, una vez que hemos terminado de definir la poesía”.
Volviendo entonces al título que he tomado del bello texto de Gustavo Dessal, esta joven no sólo nos enseña y sorprende con sus resonancias en nuestros ámbitos, sino que hace llegar sus enlaces poéticos a algunos otros sitios, tal vez cada vez más, tal vez por las calles de la ciudad, pensando en tomarse un remís Kohan, tal vez con unas galeras en las manos en las que puede leerse –desde el Recreo donado por Laura Galarza– que “lo que las personas hacen, lo hacen sin pensar en la muerte” –al que Susana Amado y Aníbal agregarían: si el azar ayuda–, arrobada por una marea incontenible y con un pañuelo verde al cuello.
¡Bienvenidos! todas y todos a su tan variado como consistente número 24.
¡Feliz cumple! siempre poética y bella, muy amada Enlaces.