Fundamentación
“Paradojas de la civilización”
Abordaremos las paradojas de la civilización contemporánea pues consideramos que en ellas se aloja una problemática clínica, epistémica y política crucial. Ya desde el pensamiento freudiano no podemos pensar la civilización sin situar sus paradojas; Freud aisló en el funcionamiento de la cultura una paradoja central: la renuncia al goce que la cultura predica es el imperativo con el que se nutre el goce de cada día; es decir, la renuncia misma produce goce. El impasse creciente de la civilización puede ser imputable a este movimiento perpetuo del circuito de la pulsión: la civilización no logra domesticar la barbarie de la pulsión de muerte, aún cuando Freud suponga al padre como regulador. De ese movimiento pulsional se apropió la lógica del mercado y el consumo, verdaderos reguladores de hoy.
El avance de la ciencia y la técnica nos ha sumergido en el mundo del reinado del artificio y del plus de goce, con la consecuente devaluación de lo simbólico, cuestión que abre a la pregunta por lo real. Miller nos recuerda que en el horizonte leemos que todo es semblante. Así, el partenaire del sujeto es cada vez más lo que Lacan nombró como “la precariedad de nuestro propio goce”; a falta de un Otro consistente para orientarlo, de significantes amos que identifiquen sólidamente a los sujetos, se produjo un nuevo síntoma: el extravío del goce. ¿Cómo orientar la acción del analista en esta época del goce democratizado, donde cada uno tiene derecho a su goce solitario en un trastorno que no llega a ser un decir ni a hacer lazo? ¿Cómo se arman entonces los lazos? ¿Cómo se tejen las tramas familiares, y cómo operan los medios para su sostén en el imaginario social? ¿Qué sucede cuando la institución familiar se quiebra y el padre ya no cumple el papel de interdictor del goce en exceso? ¿Cómo regula la ficción jurídica los lazos de filiación cuando la ciencia los ha pulverizado y pluralizado a velocidades siderales?
Paradójicamente, se apela a la ciencia y al más estricto pragmatismo para recomponer lo que ellos mismos han hecho estallar, como lo ilustra Eric Laurent. Además, la igualdad que está en el corazón de los derechos del hombre trae aparejada la interrogación por la simetría entre hombre y mujer. Ante los nuevos pactos de filiación son necesarias nuevas ficciones reguladoras de la paternidad que no provengan de la biología.
Laurent opina que la verdadera política de hoy es la política de las cosas. La situación del mundo actual, la del “gobierno de las cosas” que sustituye a las decisiones humanas y obtura el sufrimiento con la indiferencia, abre las puertas a otra paradoja: “se quiere que se crea en Papá Noel, pero para ello se necesita la creencia en el Cuco, para que bajo el temor se acepte ese orden de cosas”, como lo observa Milner. “La modernidad inaugura un territorio de nuevas libertades, pero al mismo tiempo de nuevos peligros, y no existe una garantía teleológica definitiva del resultado, la batalla está abierta e indecisa”, según Zizek. De este modo, la violencia como síntoma, el goce y sus vicisitudes, el objeto a en los vínculos sociales junto con todos los interrogantes y paradojas arriba planteados, serán abordados en nuestro seminario sirviéndonos de la última enseñanza de Lacan y de las elaboraciones de J.-A. Miller, siguiendo las conceptualizacione sobre el síntoma y la idea de la disyunción entre sentido y real, tan acorde con nuestro tiempo. Acudiremos también –como ha sido siempre nuestro estilo– a las producciones artísticas y filosóficas contemporáneas, sin dejar de lado las contingencias que nos presenta la clínica cotidiana.